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La Luz Artificial en la Escultura

La luz como un elemento básico en la obra de arte en todos sus aspectos, es un elemento físico. Analiza el espectro cromático y la descomposición de la luz natural, artificial y las distintas sombras que producen en los objetos.
La tridimensionalidad propia de la escultura hace que la iluminación (natural o artificial) sea particularmente importante en su contemplación, y que se considere la ubicación de las esculturas en su entorno en función de ello. En la mayoría de los casos, la luz es vital para la escultura. 

Formas de iluminar los objetos tridimensionales en espacios interiores.
  • Iluminación de un objeto creando sombras intencionadas.
  • Iluminación uniforme de un objeto pequeño o regular. Cuando el objeto tiene una o varias fuentes de luz direccionadas, se puede llegar a percibir como un elemento plano.
  • Iluminar el objeto grande de manera uniforme. Para lograr una iluminación uniforme, se requieren varias fuentes de luz dependiendo el área que ocupe el objeto.
  • Iluminación de un objeto enfatizando un detalle a través de su sombra.
  • Iluminación de un objeto enfatizando el brillo del propio objeto. Cuando el objeto tiene como característica un tipo de material brillante y esta cualidad puede ser realzada para su iluminación.
  • Iluminación cero sombras. Cuando el elemento requiere ser visto en todos sus detalles.


Una de las diferencias entre la pintura y la escultura consiste en que la primera posee luz propia, mientras que la luz de la escultura es exterior. 
La escultura posee dos luces: la que el escultor procura al trabajar los planos del volumen, con sus salientes y entrantes, y la del foco luminoso que la alumbra.  Podemos percibir conjuntamente un foco luminoso, el claroscuro de la escultura y las sombras que emiten los volúmenes más allá de la figura.
 La obra dependiendo del material con el que esté realizada, no se comporta de igual manera cuando incide la luz sobre ella.
las esculturas cambia cuando les está dando la luz Los materiales opacos (madera o metal) lo bloquean y absorben la mayor parte de los rayos en contraposición a los transparentes, que dejan que los rayos pasen a través de él. La mayor parte de las superficies reflejan la luz en mayor o menor medida, siendo las superficies blancas las que reflejan toda la luz, mientras que las negras no reflejan nada. La textura en las superficies también será una característica que hará que se consigan distintos aspectos finales: las superficies con más texturas hacen que la luz se disperse hacia todas las direcciones de forma difusa, mientras que las superficies pulidas, como las de vidrio o metal, la reflejan sin dispersarla.
La luz puede provocar sensación de movimiento, de ritmo en la composición; la forma deconseguirlo es jugando con los contrastes de las sombras y las zonas luminosas o alternando partes con luz y las oscuras de forma rítmica.
Las esculturas que se encuentran en el exterior lo que más actúa sobre ellas es la luz natural, pero pueden tener focos de luz artificial que iluminen aquellos puntos que se quiera resaltar,

Las esculturas románicas responden a un concepto lineal, de perfiles nítidos, sombras levísimas y superficies redondeadas y planas de rotunda luminosidad, como es en el caso del relieve Pierre  Moissaic o The Tympanum

Las esculturas que se encuentran en el interior de un edificio su principal fuente de luz es la artificial, pero en determinadas ocasiones hay ventanas que dejan entrar suficiente luz para que ilumine la obra. Con relación a la escultura de interior es evidente que se ha previsto la existencia de fuentes luminosas muy precisas
Bernini utilizó la luz de ventanas laterales, generalmente ocultas, para derramar un haz sobre esculturas provistas de grandes salientes. La luz ejerce en su obra un potente protagonismo. Como se puede observar los contrastes generados por la iluminación lateral en el caso de las  esculturas: El Éxtasis de Santa Teresa y La beata Ludovica Albertoni principales responsables de su potente expresividad. 


En el caso de que la escultura se encuentre en el interior de una sala, es más fácil actuar directamente sobre la escultura, con focos situados estratégicamente para conseguir realzar los volúmenes: si empleamos un foco que de una iluminación fuerte los contrastes son mayores, al alternar zonas de grandes sombras con otras con fuerte iluminación, se resalta en exceso las texturas de las superficies; en el caso de que se empleen varios focos sobre la escultura, las sombras que se producen son varias. Sin embargo un foco con una luz suave hará que no se produzcan sombras, las texturas serán más suaves y no provocaran tanta diferencia entre los volúmenes; hay que tener mucho cuidado con este tipo de luces porque el resultado puede ser que se pierdan todos los resaltes, convirtiéndose en unas formas planas.

La posición de las luces respecto a la escultura variará el aspecto que ofrece esta. Hay cuatro posiciones de los focos:
 Cenital, Laterales, Frontal, Contraluz, Ambiente

La luz sobre la escultura produce el denominado claroscuro, la diferencia de sombras y luz por la diferencia de volúmenes: en aquellas figuras donde el contorno tiene una línea clara formada por unos relieves escasamente pronunciados o salientes, la iluminación será bastante pareja dominando la luz frente a las sombras; el claroscuro apenas es perceptible predominando lo plástico. En el caso de las figuras que tienen unos profundos surcos, unos relieves profundos, existe un gran contraste entre las zonas iluminadas y las que se encuentran en sombra, el claroscuro está bien definido, jugando con el dramatismo que produce el contraste luz- sombra; en esta ocasión es pictórico.
En conclusión, el objeto principal de la luz en las esculturas es un papel plástico y de visibilidad.

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